La realidad también es que estos «Médicos Integrales Comunitarios» MIC´s, no se pueden denominar médicos porque no tienen la formación profesional que lo acredite ni se equipare con respecto al resto del mundo, no solo en Colombia.
Por Dr. Samuel Barbosa Ardila – Médico – Master en Salud Publica – Pediatra
El debate sobre los Médicos Integrales Comunitarios en el Congreso ha generado un serie de reacciones a nivel nacional, si bien es cierto que de parte del gobierno, la Directora de THS ha dicho que no en las reuniones, pero sin un comunicado oficial aclarando dicha postura, como ha ocurrido en otros casos.
Todos estamos de acuerdo, en que se debe fortalecer la atención primaria, los equipos interdisciplinarios y la cobertura con programas a nivel de las comunidades (con el nombre que se considere), pero es el medio en el que no estamos de acuerdo.
Los Médicos Integrales Comunitarios (MIC), no cumplen con criterios formativos para lo propuesto o los objetivos que se tienen, incluso esa falta de conocimientos formativos sin una política y programa de atención primaria, que se puede desarrollar sin necesidad de ser un proyecto de ley ordinaria o Estaturia, no van a generar resultados en salud y solo van a inflar indicadores de gestión en salud, es como el ejemplo de la telemedicina en pandemia que fue un «rotundo éxito» en términos de gestión, pero sabemos que muchas cosas fueron falsas.
Ahora bien, ¿por qué homologar títulos de universidades y programas formativos constituidos desde un enfoque ideológico en salud en los países donde se formaron y que no sirvieron, en lugar de nosotros crear dichos perfiles y en ese caso evaluar una convalidación de créditos académicos? No podemos tomar de ejemplo un programa que en su sistema de salud fallo y no sirvió y tratar de arreglarlo a la brava en el nuestro.
Eso sería bajar la calidad y por ende afectaría más a la población, incluso generaría una falsa percepción de seguridad. Los ejemplos de paseos de la muerte, en muchos casos, casi en la mayoría, el factor de falta de acceso a servicios y tecnologías especializadas son determinantes, y en este caso los MIC no servirían.
Y la realidad también es que estos profesionales no se pueden denominar médicos porque no tienen la formación profesional que lo acredite ni se equipare con respecto al resto del mundo, no solo en Colombia.
El gobierno desde la DTHS no ha apoyado el tema en las mesas de discusión, pero a nivel político desde el partido de gobierno, sus representantes dicen lo contrario, dando argumentos de programas de salud que se implementaron en Bogota en la Alcaldía del actual Presidente, sumado al silencio del ministerio de no expresar una postura de forma concreta.
Es lamentable la situación de los colombianos que tomaron ese proceso formativo, pero no podemos ser tan inclusivos académicamente de aceptar dichos programas y equipararlos a los colombianos, en ningún otro país del mundo o la región han validado esos titulos como médicos y para la atención en sus sistemas (Brasil, Chile, Perú, Ecuador, Argentina, Bolivia, etc.), eso solo generaría más incentivos de fuga de profesionales ¿Por qué nosotros debemos aceptar la posibilidad de dicha convalidación?
A continuación les comparto los 9 razones para rechazar la propuesta de incluir los MICs en el sistema de salud en Colombia:
- NO van a lograr aumentar la capacidad resolutiva dado su deficiencia formativa y por su falta de articulación en un programa y política de atención primara que no ha desarrollado en el país. Adicional a que perfectamente lo podrían hacer los médicos generales colombianos que se gradúan 6 mil al año y son más de 70 mil en el país.
- Van a generar una percepción engañosa de seguridad, sin una segura atención en salud por la carencia formativa.
- Van a incrementar el uso de tecnologías en salud, el gasto en salud y el retraso de atención por la no pertinencia en las decisiones de atención de la población, sin resolver los problemas de salud.
- No van a impactar los indicadores y metas en salud sobre morbilidad y mortalidad por lo anterior expuesto.
- Van aumentar los indicadores de gestión y los costos en el sistema por incluirlos (cuando reducimos el presupuesto solicitado por los aseguradores) y no se va ver el impacto en salud.
- Van incentivar la no migración de profesionales formados en Colombia para ir a las regiones y precarizar más la política de SSO al proponer seguramente menores costos o pagos y al no tener el proceso formativo que el THS en Colombia tuvo, lo que que en mediano plazo va generar mayor inequidad.
- Pérdida de articulación en los roles de atención en el sistema dado su formación sin especificar, desconociendo el perfil de salud y las necesidades de la nación, por su base de formación conceptualizada de un sistema fallido (el venezolano).
- Abrir la puerta de homologación permitirá el ingreso de no solo los 1000 0 1300 que están en Colombia, sino los miles que están en Venezuela padeciendo hambre, y eso va afectar el cuidado de salud.
- Va a aumentar la inequidad en salud porque se va a llevar a las regiones apartadas rurales personal poco formado, menos capacitado, y por ende menor calidad de atención. Y va a concentrar al mejor THS en grandes centros urbanos y especializados. En otros términos lo más feo para los más pobres.